El sexo es una parte importante para la vida de una gran mayoría de personas y no lo es menos para las personas que tienen trastorno bipolar. Mantener una relación sexual saludable cuando el trastorno bipolar puede ser complejo como enfermedad en sí misma, puede resultar complicado, pero no imposible.
Dependiendo de cada persona, los comportamientos pueden pasar de períodos de excesiva sexualidad a aquellos en los que la libido sexual y la función disminuyen seriamente. Este alto nivel de variabilidad puede afectar la capacidad de una persona para buscar o mantener una relación a largo plazo. Por un lado, la impulsividad asociada con la manía bipolar puede alimentar comportamientos poco saludables e incluso hirientes, mientras que los rigores de la depresión pueden tensar incluso las relaciones más comprometidas.
Manía y la hipersexualidad
La hipersexualidad es uno de los comportamientos que pueden manifestarse como un síntoma de manía. Se define como la mayor necesidad de gratificación sexual, caracterizada por inhibiciones reducidas y / o el deseo de tener relaciones sexuales prohibidas.
No es raro que las personas con trastorno bipolar experimenten un mayor sentido de la sexualidad durante un episodio maníaco. En sí mismo, esto no es un problema. Cuando se combina con la impulsividad, la asunción de riesgos, el mal juicio y la expansividad, todas las características de la manía bipolar, la hipersexualidad puede ser destructiva.
Cuando la búsqueda del sexo se vuelve compulsiva, incluso puede ser clasificada como una adicción al sexo. Si bien la clasificación aún se considera controvertida, se dice que una persona tiene una adicción cuando pasa una cantidad excesiva de tiempo en actividades relacionadas con la sexualidad hasta el punto en que se descuidan actividades sociales, laborales o recreativas importantes. Las características pueden incluir:
- Masturbación compulsiva
- Sexo compulsivo
- Sexo anónimo con múltiples parejas
- Ser infiel a la pareja en repetidas ocasiones
- Exhibicionismo
- Vouyeriusmo
- Toques inapropiados
Si bien la hipersexualidad y la adicción al sexo no son facetas inherentes de la manía bipolar, es importante reconocer las señales. Solo puede gustar que estas conductas dañen las relaciones, sino que también pueden poner a la persona en un mayor riesgo de infecciones de transmisión sexual y otros daños. Como tal, encontrar la combinación correcta de medicamentos para controlar la manía se considera esencial para evitar que la hipersexualidad se vuelva destructiva.
Depresión y pérdida de la función sexual
La depresión puede matar el deseo sexual. No es solo el trastorno del estado de ánimo lo que contribuye a esto. Las mismas drogas que se usan para tratar la depresión pueden sofocar la libido y la capacidad de una persona para funcionar sexualmente.
Las personas con trastorno bipolar a veces pasan meses o incluso años con poco o ningún interés en el sexo. Esto hace que perseguir o mantener una relación sea aún más difícil. La depresión, por su propia naturaleza, alimenta el sentimiento de inadecuación y la auto-culpa que se traduce en cómo se siente el sexo en general.
El trastorno bipolar puede desafiar las relaciones sexuales de varias maneras distintas:
- La persona bipolar a menudo se sentirá físicamente poco atractiva e indeseable.
- La falta de higiene y aseo a menudo acompañará a estos sentimientos.
- Los sentimientos de insuficiencia, vulnerabilidad e inutilidad interfieren con la intimidad.
- El agotamiento puede hacer que incluso la búsqueda de sexo sea emocional y físicamente agotadora.
- Cuanto menos sexo tiene una persona, más puede sentirse culpable y dudoso.
Ciertos medicamentos utilizados para tratar el trastorno bipolar pueden disminuir el deseo sexual y/o la capacidad de una persona para alcanzar un orgasmo o erección. La falta de interés sexual es solo una de las posibles consecuencias de la depresión bipolar. En algunos casos, una persona se comportará de la manera opuesta, exhibirá síntomas de hipersexualidad como medios para compensar estos sentimientos negativos.