Todos somos responsables de nuestras acciones. Cuando se toman decisiones en la vida somos dueños de ellas. Las pequeñas acciones diarias también son responsables del desarrollo de tu vida y de tu personalidad. Aunque en ocasiones para algunos puede ser más complicado que tomar el camino correcto que a otros, ser consciente de esto ya será un gran paso.
Vivir en el pasado
Está claro que cuando una persona se queda anclada en el pasado, puede ser por muchos motivos. Puede sentir algún tipo de trauma, la carga genética le hace tener una predisposición a la depresión, las condiciones de vida no han sido muy buenas, etc. Pero el hecho de que somos nosotros quienes decidimos avanzar o quedarnos en el pasado, es necesario tenerlo en cuenta. Las decisiones siempre serán nuestra última palabra.
La genética, la educación recibida, las experiencias personas, las propias inseguridades... todo esto puede hacer que las decisiones que tomes sean las correctas o que no lo sean en absoluto. Siempre habrá más de una forma de resolver las situaciones, pero el bagaje emocional hará que creas que no tienes opciones, que sí tienes, que lo malo que te pasa es culpa de otra persona o que el pasado es el culpable de todo.
Si te anclas en el pasado, solo acabarás perjudicándote la salud, porque a la larga, empezarás a sentirte mal emocionalmente y por consiguiente, también te sentirás mal físicamente. La salud física y la salud emocional van cogidos de la mano.
Puede perjudicar tu salud
Si vives en el pasado estarás perjudicando tu salud de muchas formas: intentarás encajar con otras personas aunque no sean buenas para ti, te acercarás demasiado a personas tóxicas. Te sentirás atrapado, con estrés y ansiedad, parece que la vida no tenga un buen camino para ti. No eres feliz con la vida que llevas, y todos sabemos que la infelicidad siempre aporta malestar.
Otra forma de perjudicar tu salud si vives en el pasado es que te conviertas en un comedor emocional y que empieces a descuidar tu cuerpo. Hay personas que cuando viven en el pasado recurren a las drogas o al alcohol. Otros, recurren a la alimentación emocional.
La alimentación emocional puede causar horribles estragos a tu cuerpo ya que es muy fácil volverse obeso cuando se tiene poca energía o no sales de casa. Una vida sedentaria y comer demasiado siempre tiene el mismo resultado: obesidad y enfermedades.
Dejando a un lado la imagen corporal y los problemas de confianza, la obesidad está relacionada con una serie de afecciones médicas graves que pueden acortar considerablemente tu esperanza de vida y reducir la calidad de la misma.
Es bueno eso de aceptarte tal y cómo eres, sentirte bien en tu piel aunque estés obeso... Pero si tu etilo de vida no es saludable y tu condición física empieza a afectar negativamente a tu salud, ha llegado la hora de empezar el cambio. Deberás acabar con tus malos hábitos de alimentación que tienes tan arraigados. Parece difícil pero no es imposible.
No se trata de 'quererte y ya está', si no de abogar por tener una buena salud y de descifrar que es culpa del miedo, tristeza o el dolor que sientes hacia tu pasado lo que te está haciendo enfermar de esta manera. Porque cuando se es obeso, siempre se enferma.
Puedes mejorar tu calidad de vida
Puede parecer difícil el superar la ansiedad y el estrés que sientes al pensar en tu pasado. Pero tú eres dueño de tu mente y deberás concentrarte en los resultados a largo plazo. Necesitarás una dieta para perder peso y aprender a comer bien. Si es necesario también deberás tener ayuda profesional que te oriente y te guíe en tu proceso de cambio y mejora emocional.
Si comes bien, haces ejercicio, acudes a un profesional, acudes a tu médico para que te haga analíticas y todo marcha bien... ¡Es porque has empezado a mirar hacia el futuro!